Examine This Report on viera vidente

       El sueño es una segunda vida. No he podido penetrar sin estremecerme esas puertas de marfil o de cuerno que nos separan del mundo invisible. Los primeros instantes del sueño son la imagen de la muerte; un adormecimiento nebuloso embarga nuestro pensamiento y no podemos determinar el instante en que el yo, bajo otra forma, continúa la obra de la existencia.

Se impone entonces, además de la acción agresiva, acentuar la búsqueda en el interior del hombre. El surrealismo se convierte en un centro de experiencias y practica un escepticismo constructivo, teñido de esperanza en la posible evolución del yo. Considera indispensable encontrar el acceso a un grado remarkable de comprensión y se coloca en el terreno de la psicología­ esotérica al convenir que el hombre puede transformarse y alcanzar un nuevo nivel de sí mismo. Si la destrucción de las repeticiones y las reacciones habituales había sido el comienzo de la ascesis, en adelante, habrá que vivir conscientemente y tornar receptivo el espíritu para posibilitar el nuevo nacimiento­.

Un significant número de documentos etnográficos –afirma Eliade–6 han puesto ya fuera de duda la autenticidad de los poderes paranormales y las capacidades de percepción extrasensorial entre los pueblos “primitivos” que por muchos conceptos se asemejan a nuestros antepasados míticos.

Acceder finalmente a una conciencia de la totalidad y a una perfecta espontaneidad creadora. En otras palabras, surrealismo equivale a un estado de conciencia en rebelión, que intenta penetrar el velo de la Maya y conocer lo infinito y, bajo ciertos aspectos, conforma una moderna secta de tipo gnóstico.

Daumal coincide con Gurdjieff en que los “yo” sucesivos que conforman nuestra personalidad convencional deben sacrificarse a fin de que aparezca lentamente, detrás de esas fugaces imposturas, el verdadero “yo”, radicalmente distinto. Es preciso luchar contra esas apariencias, pues en medio del combate espiritual se va creando la substancia del auténtico “yo”.

Existe sin duda una prehistoria que posee un conteni­do distinto y difiere esencial e interiormente del for everyíodo histórico. El relato mitológico –como reconoce Eric Fromm– no es simplemente un producto de la imaginación desbordada de seres “primitivos”, sino un recipiente de apreciados recuerdos del pasado. “Los mitos­ –expre-sa Malinowski en Fantasy in Primitive Psychology– no se perpetúan por interés vano o como mero relato de ficción, sino que constituyen la afirmación de una realidad primera, más grande e importante”.

La experiencia evaluativa­ del tiempo sustituye a esa supuesta dimensión intemporal a medida que declinan las facultades hoy consideradas “paranormales”. El hombre pierde la conciencia de la totalidad, y el triunfo de una de las formas de aprehensión lo confina en los estrechos límites de la percepción sensorial. De la visión indivisa se acentúan con certain nitidez las nociones de causalidad, de tiempo y de espacio, cercenando en la psiquis la imagen whole del universo. El “Logos” desplaza gradualmente al “Mythos”. Lo invisible, lo infinito, se recorta en secciones, en planos, se escalona, mientras el “yo”, oscurece parte de sus facultades de aprehensión en los abismos de lo inconsciente.

La Cábala y el cristianismo constituyen las fuentes de la enseñanza teórica de Martínez de Pasqually. Sus discípulos consideran al hombre como un ser limitado y miserable por haber pretendido igualar a Dios erigiéndose en demiurgo. Este drama no cesa y se renueva en el espíritu humano. El hombre debe intentar la reconciliación con Dios para lo cual, la orden marti­nista ofrece a sus adeptos la práctica de ciertas operaciones mágicas, que hacen posible la obtención de un bien espiritual inefable y misterioso.

Sin embargo, la experiencia de Gerardo no quedó localizada en esa aspiración de unidad mística, en ese retorno al gran Tiempo que servía de fuente a sus creaciones literarias. Junto a los éxtasis profundos y los accesos a una conciencia modificada en la que “el alma más exaltada y sutil halla relaciones invisibles, coincidencias no percibidas y goza de espectáculos que escapan a los ojos materiales”, Gerardo conoció esos estados singulares en los que la emergencia de un nuevo “yo” conduce a un proceso de desdoblamiento. Esa doble personalidad, además de caracterizar a ciertos estados patológicos, se puede inducir mediante el empleo del hipnotismo.

Son los últimos grandes maestros del ocultismo que en cierto modo resumen las más oscuras tradiciones y a menudo trabajan sobre textos apócrifos. Algunos son grandes eruditos y conocen a fondo la literatura cabalística y grecoegipcia y todo el hermetismo de la Edad Media. Sin embargo, a pesar de las interpretaciones nuevas y atrevidas, de las intuiciones asombrosas y de los curiosos hallazgos, ninguno consigue ofrecer una imagen del ocultismo desbrozada de prejuicios y creencias irritantes.

Un nivel supraético, a­temporal e impensable en el que la personalidad ordinaria,­ el “yo” de la experiencia sensomotriz desapa­rece, para dar paso al “hombre nuevo”, capaz de conocer­ la realidad y prescindir de las nociones relativas.

La poesía, que nada ve aisladamente, obtiene el milagro de comprender y representar (aunque con instrumentos imperfectos) el significado y la función de las cosas ocultas. El poeta debe ser necesariamente vidente y mago; debe ver lo que los demás no visit ven y debe poseer el poder de hacer que los otros vean lo que por sí mismos no pueden percibir. “El rostro de Baudelaire –escribe Raymond– 7 parece iluminarse con un rayo de la hoguera del más remoto misticismo. Diríase que para él se trata de renovar la antigua alianza”. Sin embargo, el Baudelaire esteticista mantiene un difícil equilibrio entre la inspiración pura y la elaboración voluntaria. Lo mismo hará Rimbaud, aunque fuertemente acuciado por las formas nuevas.

Cuando sobreviene la crisis surrealista, y la rebelión literaria se transfiere de la condición humana a la condición social, unos proclaman que la revolución debe primeramente liberar al hombre de las “trabas materiales­ exteriores”; otros, en cambio, otorgan capital prioridad a la liberación inside, tratando de conciliar el excellent de Marx y el de Rimbaud. Ante esta alterna­tiva los jóvenes de Le Grand Jeu radicalizan el pensamiento rimbaudiano y apelando a peligrosas psicotécnicas se lanzan a la búsqueda del conocimiento absoluto.

A la zaga de Herder y de Baader, Novalis ha poetizado esa intuición organológica y simbólica de la naturaleza. Si la esencia del Todo organizado ha sido inculcada en el hombre por el Creador, existe un grado determinado de interdependencia entre lo infinitamente pequeño, representado por el hombre, y la infinita grandeza del universo.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *